En España contamos con cerca de 1.000 radares de 9 tipos distintos. Algunas herramientas nos ayudan a identificarlos para prevenir ser multados, como los dispositivos Coyote o su aplicación para detectar radares. Sin embargo, no todos los cinemómetros tienen el cometido de multarnos en caso de infracción. Son los llamados radares pedagógicos, didácticos o educativos.
Un radar para saber si superamos el límite de velocidad

Este tipo de radares tiene un fin meramente informativo. Su objetivo es avisarnos de que estamos circulando a una velocidad superior a la permitida, por si nos despistamos. Cuando nos aproximamos al radar, este detecta la velocidad a la que estamos circulando y nos muestra la cifra en un panel.
Además, esta información puede ir acompañada de símbolos que cambian de color (generalmente de tipo “emoticonos”), para hacernos más conscientes de que cometemos una infracción. También pueden mostrarse mensajes de texto que amplíen la información sobre el tramo o sobre nuestra velocidad:
- Atención zona escolar.
- Tramo en obras.
- Debe reducir la velocidad.
- Esta infracción le costaría 2 puntos.
Es habitual encontrar radares pedagógicos en vías con gran afluencia de vehículos, especialmente intersecciones, accesos y salidas de la ciudad. También se ha mostrado muy útil en áreas donde es necesario calmar el tráfico, como en las proximidades de zonas peatonales o frecuentadas por usuarios vulnerables (colegios, residencias de mayores, etc). Sistemas como estos ya están presentes en países de todo el mundo.
¿Cómo funciona un radar pedagógico?

Los radares pedagógicos generalmente cuentan con un radar láser para medir nuestra velocidad y de un panel LED para mostrarnos la información. No suelen llevar por tanto cámara que nos fotografíe o nos tome la matrícula, ni tampoco sistema de emisión de multas que nos sancione. Esto le hace ser muy compacto y ligero, en torno a 10 kilogramos, y permite su uso, tanto como radar fijo, como móvil.
Existen varios modelos de radar didáctico en el mercado, siendo los más comunes los de marcas como Evolis, Metis o Quadrex. Suelen detectar a un vehículo a una distancia de aproximadamente 300 metros. El panel indicador de velocidad es de tecnología LED y está pensado para que los conductores podamos verlo desde unos 200 metros. Por último, el radar didáctico puede registrar hasta 400.000 vehículos en ambos sentidos de la circulación.
Informar y concienciar sin multar

El radar pedagógico nos informa de la velocidad a la que circulamos y nos indica si está por encima o no de la máxima permitida. Al igual que con los falsos radares de la DGT, su objetivo es disuadirnos de exceder el límite de velocidad.
Mostrar la cifra acompañada de algún mensaje o código de colores tiene un impacto psicológico inmediato como llamada de atención. Un radar pedagógico puede ayudar a reducir hasta en un 25% la velocidad de los vehículos en el tramo en el que es instalado.
Además, el radar pedagógico sirve para avisarnos de que el tramo por el que circulamos entraña alguna dificultad. Por eso, ayuntamientos y autoridades viarias lo están usando en campañas de prevención antes de instalar radares ordinarios (los que sí multan). También resulta útil de cara a la implantación de los futuros límites de velocidad de 30 y 20 km/h en ciudad, de manera que se va alertando a los conductores del cambio de velocidad en este tramo.

Por último, muchos modelos de radar pedagógico permiten registrar distintos datos sobre los vehículos que circulan por el tramo y sus velocidades. Algunos incluso pueden ofrecer estadísticas y gráficas sobre estos datos, similares a las que nos ofrece el asistente a la conducción Coyote.
Esto constituye una valiosísima fuente de información sobre el tráfico de zona y el comportamiento del conductor ante la presencia del radar. El dispositivo se convierte así en una gran herramienta de ayuda a la toma de decisiones por parte de las autoridades viales.
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