El reajuste normativo de la velocidad y el ascenso en el número de radares en nuestras carreteras están a la orden del día. Detrás de estas medidas de tráfico relacionadas con la velocidad a la que circulamos se encuentra un objetivo concreto: reducir el número de víctimas y accidentes de tráfico. En ese sentido, muchos colectivos coinciden en que debería existir una planificación más eficaz a la hora, por ejemplo, de colocar más radares.
Al analizar los motivos por los que se producen los siniestros se debe atender también a factores como el estado de las carreteras. El estudio EuroRAP desvela cada año la relación que existe entre accidentalidad y el estado de la red vial del Estado. En el mismo están implicados el RACC, el Ministerio de Fomento, la DGT, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y varias administraciones regionales.
El papel del radar en la carretera secundaria
Es más que relevante tener en cuenta este tipo de informes para mejorar la actuación de los radares en nuestro país. Así lo ven el Coordinador de Seguridad Vial y Movilidad de RACE, Jorge Castellanos García, y el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo, Juan Manuel González-Carbajal García.
En declaraciones a la Voz de Asturias, el primero cree que los radares son una herramienta importante, especialmente en los tramos de riesgo. González-Carbajal, por su parte, estima que en la instalación de un radar no hay que priorizar la rentabilidad económica que pueda aportar, sino la eficacia en su labor de proteger la seguridad vial.
La estadística pública sobre accidentalidad es clara. Mientras que en autovías se registran apenas el 20% de los fallecidos como consecuencia del tráfico, son las carreteras convencionales las que más muertes registran, con el 80%. Por eso, ambos expertos coinciden en que es estas donde deberían instalarse los radares.
El caso de Asturias
Esto visión está reñida con algunos casos que se viven en ciertas Comunidades Autónomas. En Asturias se pueden ver algunos ejemplos. Se trata de la tercera región de nuestro país que más kilómetros de tramos de riesgo elevado acumula, detrás de Aragón y Cataluña.
El reparto de radares en esta región está distribuido en buena medida entre tramos de autovía o autopista y de carreteras convencionales. La cuestión se agudiza con los radares fijos, la gran mayoría de los que existen en Asturias (hasta 24) se concentran en vías rápidas.
Si bien es cierto que en carreteras secundarias también encontramos (en los dos tramos considerados como los más peligrosos de la región), sobre todo unidades móviles, la cobertura de radares puede resultar insuficiente para cubrir la red de carreteras secundarias, según comenta González-Carbajal.
El radar, ¿la solución total?
Por ello la DGT planifica concentrarse cada vez más en este tipo de carreteras de cara a la instalación de nuevos cinemómetros. Es cierto que la velocidad no es el único factor de riesgo y que los radares no son la única solución en cuestión de seguridad vial, pero los resultados que arrojan los radares son notables con respecto a la disminución de la velocidad y el número de víctimas en carretera.
2018 fue un año en el que esto se pudo comprobar. Los radares ayudan, en definitiva, a que conduzcamos mejor. Esto ocurre tanto en carreteras de la red secundaria como en autovías. Aunque el número de siniestros registrados en las mismas es menor, la velocidad no deja de ser un factor de riesgo.
Desde el punto de vista de las seguridad y, al mismo tiempo para evitar que un radar pueda sorprendernos tanto en una autovía como una carretera secundaria, podemos contar con un dispositivo como Coyote. Además, su sistema de alertas nos avisa de antemano de numerosas situaciones peligrosas, estemos circulando por una carretera convencional o una autovía.
En Coyote | Según RACC, la señalización de los radares es deficiente
Imágenes | iStock/Javi_M_Bravo e iStock/samiylenko
Son mas utiles en carreteras segundarias por tramos mas peligrosos que en autovias
Hola Antonio. ¡Muchas gracias por tu aportación¡ Te enviamos un saludo de todo el Equipo Coyote España.
los radares en su inicio eran elementos disuasivos para el control de velocidad, pero progresivamente se han ido convirtiendo en elementos recaudatorios, tramos de autovía-autopista con un 4% de pendiente que antes tenia un limite de 120 km/h, desde hace 2 años aprox. es de 80 y controlado por un radar(tramo autopista de Mataró entre Badalona y Montgat) totalmente recto, con visibilidad 100%, y existen múltiples ejemplos más, que son resultado de temas políticos, lo que crea un jardín de las delicias para los ” expertos de tráfico” de ayuntamientos y comunidades sin que este claro un estudio real de los accidentes, o por lo menos no se hacen públicos. Se habría de constatar el numero de accidentes, con las recaudaciones de los radares y creo que seria sorprendente.
Hola Alvaro, muchas gracias por tu comentario. Esperamos que nuestro blog sea de tu agrado. Te mandamos un saludo de todo el equipo Coyote España.