La edad de oro de los smartphones ha revolucionado el modo en que nos comunicamos, entre otras tantas ventajas que ha traído su tecnología. Sin embargo, están demostrando ser un verdadero problema en términos de seguridad vial. Llegan hasta el punto de servir de instrumento a la hora de cometer delitos al volante.
La tecnología no es tanto la fuente del problema, como sí lo es el mal uso que le damos. En lo que se refiere a la utilización de los teléfonos móviles durante la conducción, se podría decir que estamos en el punto álgido de una nueva época de distracciones.
Smartphones y seguridad vial
El año pasado la DGT entonaba el grito de guerra para perseguir este tipo de infracciones al volante, planificando un endurecimiento de las sanciones y estrechando el control sobre el teléfono móvil en el interior de los vehículos.
Con todo, las estadísticas siguen demostrando que queda mucho trabajo de control y concienciación. Según cifras de la DGT, uno de cada cuatro accidentes están originados por una distracción. Esta causa de siniestralidad va en aumento debido especialmente al teléfono. Las distracciones causaron en 2018 fueron 446 los fallecidos y 1.936 heridos.
¿Hay algo más absurdo que escribir al volante? Desgraciadamente, sí

La tendencia actual se entiende por el éxito de aplicaciones sociales como WhatsApp. Ahora bien, las distracciones no son el único fenómeno que se puede asociar a la presencia de los smartphones al volante.
Aunque parezca de un nivel de absurdo propio de El Mundo Today, existen conductores que cometen infracciones y las graban. Son casos aislados pero que responden en cierta medida a la necesidad de lograr un cuestionable mérito social ante la comisión de los delitos.
El vídeo viene a constituir una suerte de “trofeo” para los delincuentes. Aún así, resulta inexplicable que alguien ponga en peligro la vida propia y la de los demás, se grabe y, como colofón, lo exponga en redes. Las multas están de camino, claro.
¿Orgullosos de sus delitos al volante?
Los medios de comunicación se hacen eco cada cierto tiempo de alguno de estos delitos. El último ejemplo lo encontramos el pasado mes de agosto con un conductor que circulaba por la C-33, en Cataluña, a una velocidad de 263 km/h.
El conductor se grabó cuando circulaba por un tramo con velocidad limitada a 90 km/h. Tras la aparición del vídeo en las redes sociales, la Policía inició las diligencias necesarias para localizar al presunto responsable del delito, que resultó ser un vecino de la localidad de Esplugues de Llobregat, en la provincia de Barcelona.
Lo absurdo de estos sucesos es que el vídeo se convierte en una prueba de la comisión del delito, volviéndose en contra de su autor. El caso ya se encuentra en fase de instrucción por parte de un Juzgado de Mollet del Vallès.
#InMyFeelingsChallenge
Los smartphones y el influjo de las redes sociales también han traído consigo otras imprudencias algo más leves que las comentadas, pero que podrían acarrear consecuencias peligrosas.
Es el caso del reto viral #InMyFeelingsChallenge que “triunfaba” el año pasado. La imprudencia consistía en bajarse del coche en marcha, bailar y, por supuesto, grabarlo. La DGT no tardó en denunciar esta práctica, ejecutada incluso por algunas celebridades.
¿Conoces el último reto viral #inmyfeelingschallenge? Consiste en bailar🕺mientras el coche está en marcha, colgarlo en redes y exponerte, como mínimo, a una sanción 🚔🚨👮.
— Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) July 23, 2018
Nos encanta que bailes y te diviertas, pero no pongas en riesgo tu #seguridad. #NoSigasSuEjemplo pic.twitter.com/viaSBK8yBs
No en todas las ocasiones el efecto de las grabaciones en carretera es perjudicial. Existen casos en los que ocupantes del vehículo diferentes al conductor han grabado una infracción ajena. Gracias a esto, se puede contribuir a paliar el efecto negativo de este nuevo tipo de delitos y sanciones. La esperanza para la seguridad vial es que se trate de modas pasajeras.
En MyCoyote | Los agentes ya pueden grabarte si sospechan que has bebido
Imágenes | iStock/rez-ar e iStock/ tonefotografia