Despacio, prácticamente de un modo inapreciable, las grandes ciudades europeas están virando su modelo de movilidad hacia la MaaS, Mobility as a Service o Movilidad como servicio. Poco a poco, las flotas de vehículos compartidos llegan en forma de coches o motos eléctricas, para quedarse.
De un modelo basado en el transporte mediante una propiedad privada, en el que el coche es mío y yo corro con todos los gastos; estamos entrando en un modelo de alquiler del servicio en el que uno paga por los kilómetros recorridos o el tiempo de uso del vehículo. ¿Necesitas moverte Maas?
¿En qué consiste la movilidad como servicio?
El concepto tras la movilidad como servicio o MaaS es sencillo: en lugar de adquirir un vehículo en propiedad, se paga en función del kilometraje recorrido o del tiempo de uso los diferentes gastos: gasolina, seguro, electricidad (suelen ser eléctricos y bastante modernos), desgaste…
Aunque se parece mucho al alquiler clásico, tiene varias diferencias, como:
- la posibilidad de contratar el servicio por Internet, usando tu teléfono móvil y con un par de clics;
- el que el vehículo sea parte de una flota privada (Emov, Car2Go, Zity), de una flota mixta (Uber X, Cabify), o de un particular (BlaBlaCar);
- la posibilidad de alquilar un número de plazas concreto, en lugar de todo un vehículo, y de optar por el vehículo que más nos convenga en función del trayecto.
- Un mismo vehículo puede ser usado decenas de veces en un mismo día, y ninguno de los usuarios ha tenido que sacar la cartera o perder tiempo en gestiones.
Estas características son también algunas de sus ventajas, como veremos a continuación en el caso de la ciudad de Madrid.
Como conductor, ¿me compensa la Maas?
Hay una forma más o menos sencilla de hacer las cuentas. Podemos ir al servicio MaaS que pretendemos usar y ver el coste del minuto. Luego, con estos datos, ir a la centralita de nuestro vehículo y mirar kilometraje total y velocidad media total. Si no tenemos estos datos, siempre podemos coger un cronómetro (el de nuestro smartphone es suficiente) e ir sumando horas a medida que conducimos durante uno o dos meses.
Una vez que tengamos datos consistentes que simbolicen el uso real, basta con comparar: ¿qué nos cuesta más, comprar el vehículo dividiendo gastos de compra, seguro, gasolina, taller, etc entre un mes; o lo que nos cuestan los minutos usados al mes en una compañía de MaaS? Alguno de los cálculos puede estar reñido, pero la mayoría de los conductores seguro que termina decantándose por una u otra modalidad.
El caso del MaaS en la ciudad de Madrid
Podríamos poner cualquier otra ciudad grande europea, pero en Madrid la adaptación a la movilidad (eléctrica) como servicio ha tenido tan buena acogida que merece la pena destacar el caso. Hace unos años, Car2Go llegó a la capital con una flota de unos 500 Smart for Two, vehículos eléctricos biplaza, en una maniobra orquestada en conjunción entre el ayuntamiento saliente y el entrante, algo poco dado en política que merece la pena nombrar.
Su uso es muy sencillo: te registras en una aplicación y, tras demostrar que tienes el carné vigente y con puntos, puedes usar esa misma aplicación para coger uno de estos biplaza eléctricos que tendrás que dejar dentro de la M-30 (un perímetro que cerca el Madrid del centro de los barrios de la periferia).
Aunque estos Smart satisfacían el grueso de la necesidad inicial, su uso empezó a despuntar, y llegó Emov, otra comercializadora de MaaS, con una flota de otros 500 vehículos eléctricos, esta vez de la mano de un Citroën C-Zero, de cuatro plazas. Es este momento, grupos de hasta cuatro personas podían desplazarse fácilmente por la ciudad. Además, estos coches podían ser aparcados en algunas zonas fuera de la M-30, lo que suponía una ventaja, y el carné de conducir podía ser verificado online en lugar de acudir a una autoescuela.
Tras esta ruptura del mercado de la movilidad madrileña, empezaron a llegar de manera masiva las motos eléctricas, quizá más propias de otras ciudades como Barcelona. Las bicicletas eléctricas BiciMad (también dentro de la MaaS) llevaban unos cuantos años estabilizando su servicio para entonces, y la llegada de las motos terminó por asentarlas.
Hoy hay miles de vehículos en Madrid que se cogen entre 10 y 20 veces cada uno al día, y en enero de 2018 aterriza Zity, una tercera operadora de vehículos de la mano de Renault ZOE (5 plazas). Es decir, que habrá unos 1.500 vehículos, cerca del mismo número de motos eléctricas (en flotas más pequeñas) y unas 1.560 bicicletas eléctricas.
¿Por qué necesitamos una movilidad de tipo MaaS en las ciudades?
Porque la mayoría del tiempo los vehículos están parados, cogiendo polvo, perdiendo valor y ocupando espacio, aunque depende de la ciudad. En Seúl “solo” están aparcados el 92,3% del tiempo. La Universidad de California calculó para las ciudades americanas un 95% del tiempo, la Fundación RAC cerca de un 96,5% para Inglaterra, y Ecologistas en Acción un 97% para España.
Debido a esto se estima que más del 70% de la infraestructura urbana pública a pie de calle está orientada a plazas de aparcamiento de vehículo privado, de modo que si sustituimos cada 10 vehículos privados por un vehículo de tipo MaaS podremos disfrutar de más áreas públicas, lugares de paso, áreas verdes…
Arriba hemos mencionado que un vehículo MaaS en Madrid se usa en torno a 10 o 20 veces diarias, mientras que un vehículo privado se usa unas dos, generalmente para ir y volver del trabajo. Es decir, el uso de movilidad como servicio liberará un enorme espacio en las calles, a destinar a otros usos.
Además, de la mano de la Mobility as a Service vienen cambios interesantes para las ciudades como la electrificación de la flota o los cambios culturales y sociales que promueve. No es lo mismo acudir todos los días escuchando la radio al trabajo que compartiendo medio de transporte con personas de todas las clases sociales. Esta permeabilidad de las ideas es un punto maravilloso de intercambio cultural.
La movilidad como servicio, como la movilidad eléctrica, es sin duda la movilidad del futuro, y junto a los vehículos conectados que ya ocupan nuestras vías, y los vehículos autónomos (para estos queda algo más), veremos soluciones de movilidad muy interesantes.
En todas estas movilidades podremos hacer uso tanto de nuestro dispositivo Coyote como de la licencia gratuita que recibimos cuando adquirimos un dispositivo. Servicios como Coyote no solo no están reñidos con la movilidad sostenible, sino que ayudan a consolidarla.
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