Los atascos no son plato de buen gusto ni para quienes aman la conducción ni para quienes la odian. Desde hace años, la tecnología trata de hacernos más llevaderos estos momentos en los que la masa de coches se mueve lentamente.
Todavía no se ha dado con la fórmula definitiva para erradicarlos de las carreteras. Existe, eso sí, un halo de esperanza que crece en torno a varias áreas tecnológicas como la conducción autónoma. De momento, durante próximas décadas, los expertos coinciden en que será posible suavizar los atascos gracias al Big Data.
Comprender los atascos, comprender los trayectos

Las retenciones se producen en ese momento en que la red de carreteras se satura ante la coincidencia de vehículos compartiendo el mismo trayecto. Es curioso lo sencillo que resulta entender esto, y lo complicado que supone paliarlo.
Según la compañía dedicada a la gestión de datos masivos, Streetlight Data, comprender un atasco pasa por ser capaces de responder cuatro interrogantes:
- ¿De dónde viene el tráfico y a dónde va?
- ¿Quién está en el atasco?
- ¿Por qué están en ruta en ese momento?
- ¿Tienen otra alternativa?
Vacaciones, eventos, horas puntas e incluso atascos fantasma permiten explicar parte de estas cuestiones, pero no todas. Esa información incompleta sobre las causas de las retenciones se ha convertido en una cuenta pendiente. Por eso, las medidas que aplican las autoridades para aliviar un atasco no suelen funcionar de forma certera.
Por ejemplo, está demostrado que aumentar el número de carriles no efectivo. Los conductores de la autovía Interstate 405 pueden dan buena fe de ello. Ampliar carriles tiene un efecto de atracción para nuevos conductores, por lo que finalmente termina saturado, pero con más coches.
¿En qué puede contribuir el Big Data?
Aquellas grandes ciudades que pretenden reconvertirse en smart cities necesitan una perspectiva que vaya más allá de diseñar vías de transporte más anchas. En este punto el panorama no parece tan sencillo.
Todas las soluciones para aliviar el tráfico urbano masivo apuntan a conocer mejor los hábitos de los conductores. Los recursos que brinda el Big Data constituyen un punto de partida para acometer esta misión.
La idea es optimizar el tránsito de vehículos actuando de lleno sobre aquellas actitudes genuinamente “humanas” que causan los atascos. Además, la gestión electrónica de los datos de los conductores es uno de los primeros capítulos de la carrera para alcanzar la conducción autónoma.

Pero antes de que una suerte de inteligencia artificial tome por nosotros las decisiones precisas para permanecer retenido el mínimo tiempo, el Big Data nos abrirá el camino a otras alternativas “más humanas”.
Un buen ejemplo lo encontramos con un proyecto reciente del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) con los semáforos en Nueva York. Se desarrolló un algoritmo para gobernar a todos los semáforos según la gestión masiva de datos, lo que trajo consigo una reducción real de las retenciones.
Los dispositivos Coyote ya te ayudan a evitar atascos
Mientras grandes compañías, centros de investigaciones e instituciones siguen buscando las claves para desenredar el tráfico, los conductores tenemos alguna que otra herramienta que puede llegar a ser muy útil a la hora de ahorrar tiempo.
Nos referimos a la ayuda que nos prestan dispositivos como Coyote. Este nos avisa con antelación de los tramos en los que se forman atascos o, incluso, de los que están en obras. Además, en caso de retención, Coyote nos informa incluso de su extensión en kilómetro.
Gracias a esto aumenta nuestro margen de maniobra a la hora de elegir alternativas a los atascos, algo en los que también puede ayudarnos Coyote.
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