El cumplimiento de los límites de velocidad es uno de los grandes retos para la seguridad vial. Quebrantar la normativa de tráfico lleva aparejado una consecuencia punitiva. Este es uno de los pilares de cualquier código normativo.
Sin embargo, ¿qué ocurriría si, además de penalizar las conductas en contra de las normas, premiamos su cumplimiento? Bajo esa premisa se llevó a cabo el experimento Speed Camera Lottery en Estocolmo, Suecia. Tenía como objetivo recompensar a los conductores que conducían de forma segura con el dinero de las multas de los que no.
¿En qué consistió Speed Camera Lottery?
La iniciativa partió de un concurso, The Fun Theory, que organizó en 2010 el fabricante Volkswagen junto a la autoridad nacional de tráfico sueco. El ganador, Kevin Richardson, introdujo la idea de buscar un refuerzo positivo para los que cumplen con las normas de tráfico.
Así fue cómo se instaló una pantalla en una vía de Estocolmo con una velocidad limitada a 30 km/h. La pantalla mostraba el icono de una mano con pulgar hacia abajo o hacia arriba, en función de si se superaba o no el límite de velocidad. En caso de cumplir con la norma (pulgar hacia arriba), el conductor podría optar a una recompensa económica. Para ello, tendría que enviar un SMS con su número de matrícula y entraría en una lotería en la que podría ganar 2.000 euros.
Los resultados del experimento fueron positivos. Según los organizadores, la velocidad media descendió en el tramo durante los días en los que se celebró en un 22%, desde los 32 km/h a los 25 km/h. Gran parte del éxito de la Speed Camera Lottery fue consecuencia de que se trataba de una vía con mucho tránsito. El radar instalado captó a casi 25.000 vehículos en los pocos días que duró el evento.
La gamificación, el origen del experimento
La reducción de la velocidad y el número de participantes en el concurso hizo que se hablase de éxito. Sin embargo, si la medida fue tan revolucionaria, ¿por qué no se aplica hoy día? Como se puede intuir, había más factores de seguridad en juego.
La Speed Camera Lottery basa su funcionamiento en lo que se conoce como gamificación, una teoría con la que se pretende motivar a cumplir determinada conducta a través de recompensas positivas de diferentes clases. Se trata de una versión simplificada y aplicada a los nuevos tiempos de lo que nos cuentan corrientes psicológicas más profundas, como el conductismo. Sin embargo, introducir un factor de motivación puede suponer un fracaso.
El propio sentido de la norma va en contra de la idea de gamificación: no se trata de cumplir los límites de velocidad porque exista un premio asociado (no todos los conductores tienen por qué estar interesados en el premio económico), sino por el beneficio social que genera. En el caso de las normas de tráfico, ese beneficio está en la seguridad vial, la reducción de víctimas de tráfico, la mayor convivencia en la vía, etc…
El motivo por el cual cumplir las normas no es más dinero en la cuenta, sino una mayor seguridad al volante. Es decir, no se puede premiar a un conductor por hacer lo que debe.
Educar en la responsabilidad
Son valores y hechos que constituyen un premio colectivo algo más abstracto y no tan inmediato. Podríamos decir que la Speed Camera Lottery hace que los conductores no interioricen realmente los valores que inspiran la norma.
Eso no quiere decir que la gamificación no funcione en otros entornos, como los seguros que reducen su cuantía al conducir de forma prudente. En este caso no se da dinero al conductor, sino que una marca deja de cobrárselo por garantizar la seguridad del resto (y un ahorro por su parte).
En lo que respecta al cumplimiento de los límites de velocidad, los mejores instrumentos son la responsabilidad de los conductores junto a ayudas que nos brindan tecnologías como Coyote, que nos ayudan a conducir de forma responsable y colaborativa.
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Imágenes | The fun theory, iStock/jtstewartphoto