Diciembre es un mes complicado para la seguridad vial. A las dificultades de clima y de tráfico se les suma el consumo de alcohol al volante. Las comidas de empresa y cenas navideñas con familiares y amigos nos exponen constantemente a beber alcohol, lo que supone un peligro de movilidad.
Por desgracia, la cultura en nuestro país es muy laxa con respecto al alcohol al volante. Ocio y consumo de alcohol están relacionados, y somos hasta cierto punto tolerantes con aquellos que cogen el coche tras haber bebido. En épocas de comidas de empresa y cenas navideñas es incluso visto como algo normal. Los estudios hablan de que en torno al 10% de los conductores se ponen al volante bajo los efectos del alcohol, y en torno al 5% superan los límites permitidos por la ley. Uno de cada veinte conductores conduce ebrio.
Esto es consecuencia de fuertes multas y sanciones, pero también de muchas imprudencias al volante que, desgraciadamente, terminan en percances e incluso accidentes mortales. Los datos de la DGT revelan que el 23% de los siniestros viales en nuestro país están causados de forma directa por el consumo de alcohol y otras drogas, y que el 43% de los fallecidos en las carreteras españolas habían consumido.
La normativa vial española establece una serie de límites de alcohol al volante, que pueden ser tanto por miligramos por litro de aire espirado (determinado cuando soplamos por el alcoholímetro) como por gramos por cada litro de sangre (calculado en análisis de sangre, generalmente en la furgoneta de los agentes).
Como norma general:
Para conductores noveles y profesionales:
Si superamos estos límites, seremos sancionados de una u otra manera dependiendo de por cuánto los superamos, estableciéndose una serie de tramos:
Además, todas estas sanciones pueden aumentarse si existe reincidencia o, si además del positivo, hemos estado circulando a una velocidad desproporcionada respecto a los límites de velocidad. Se entiende que, además de nuestra vida, hemos puesto en peligro la vida de otros usuarios. En este último caso, la retirada de carné se puede extender hasta los 6 años y las penas de prisión hasta los 2 años.
Ante nuestra falta de concienciación y las reiteradas cifras de consumo que se repiten cada año, la DGT no tiene más remedio que recurrir a los controles de alcoholemia. En estas fechas navideñas se intensifican ante el repunte de consumo durante las comidas de empresa y cenas navideñas. Gregorio Serrano, ex director de la DGT, ya anunció que aumentaría un 50% los controles en 2019 en un intento de reducir las cifras de consumo tocándonos donde más nos duele: el bolsillo.
Es por ello por lo que, a diferencia de los radares, la DGT no publica ni advierte de ninguna manera de los controles de alcoholemia. Tampoco asistentes a la conducción, como los dispositivos Coyote, cuentan con detectores ni avisos de este tipo de controles, aunque sí nos avisan de la posición de los radares con el objetivo de que estemos atentos. En este sentido, Coyote muestra un firme y absoluto compromiso con la seguridad vial en nuestras carreteras.
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Xavier Mayench
Silvia