Muchos de nosotros tendemos a usar el coche por encima de otras formas de transporte. Queremos aparcar justo en la puerta de nuestra casa, la oficina o el centro comercial. Pero ahora un estudio de la Universidad de Cantabria lo pone en contexto y lo corrobora: si podemos, metemos el coche hasta donde haga falta. Playa incluida.
La ubicación del experimento
El estudio ha sido realizado por un grupo de investigaciónque ha tomado como muestra dos playas del municipio de Arnuero:
- la playa de Isla, de carácter rural,
- y la de Quejo, más cercana al entorno urbano.
Todo el municipio (la propia Arnuero y otros cinco pueblos limítrofes) suman una población censada de 2.100 habitantes, pero en verano los residentes ascienden hasta los 4.300. El fenómeno de la población estacional es típico de las localidades más turísticas.
También hay que sumar los 1.500 vehículos diarios que llegan a las playas de Arnuero desde otras poblaciones cercanas. Esto supone una mayor probabilidad de generar retenciones y atascos.

El estudio se basa en las encuestas realizadas a los veraneantes en los aparcamientos gratuitos de estas playas. Se les ofrecían varias opciones hipotéticas de aparcamientos de pago: cuanto más cerca de la playa, más caro.
Más cerca, aunque nos cueste más dinero
El resultado fue que el 98% de los encuestados seguían prefiriendo llegar a la playa en coche aunque tuvieran que pagar. Además, entre el 38% y el 71% optaban por las opciones de pago más elevadas con tal de poder dejar el coche junto a la playa.
Como dato igualmente significativo, el 100% de los participantes rechazaron la bicicleta como opción de transporte para llegar al mar. En cambio, el transporte público fue apoyado solo por los vecinos de Arnuero.
El estudio da a entender que la tarificación debe ser una medida coordinada y aplicada entre todas los municipios de la zona. Los datos revelan que los visitantes e incluso los residentes de estas poblaciones podrían acudir a otras playas cercanas si estas no cobrasen por aparcar; incluso ello suponiendo la necesidad de salir a carretera y correr más riesgos de ser multados.
Reducir los atascos o evitarlos con nuestro coche
Pero no todo son malas noticias. El estudio demuestra que es posible distribuir los aparcamientos y aliviar el tráfico haciendo uso de las tarifas variables en función de su cercanía a las playas. Además, señala que entre el 12% y el 17% escogería una opción del park and ride, que podría aumentar hasta el 31% subiendo más aún las tarifas de aparcamiento.
El park and ride es una modalidad de transporte multimodal que consiste en la creación de grandes aparcamientos más alejados, conectados con el centro urbano o el paseo marítimo a través de autobuses lanzaderas. Un ejemplo lo tenemos en el aparcamiento intermodal de El Rincón. Ubicado en las Palmas de Gran Canaria, además de estar conectado con varias líneas de autobuses cuenta con puntos de alquiler de bicicletas.

El park and ride o los aparcamientos intermodales podrían no ser las únicas medidas alternativas al aparcamiento de pago. El estudio de Tool Alfa ‘Movilidad sostenible en entornos turísticos‘ propone algunas más disuasorias como la reducción del aparcamiento disponible o los cortes de vías al tráfico. También otras más asertivas como la mejora de la movilidad y accesibilidad vertical (en ciudades con una orografía más irregular) o el fomento de la movilidad ciclista y peatonal.
Muchas de estas medidas pueden llegar a ser ciertamente impopulares. Otras son más complejas de aplicar y requieren tiempo. Los municipios deben establecer planes a largo plazo para poder mejorar de manera efectiva el tráfico. Mientras tanto, usando nuestro dispositivo Coyote o la aplicación para smartphones podemos evitar los atascos y las zonas más congestionadas, e incluso plantearnos ir a otra playa.
En My Coyote | Cuidado con el ‘efecto dominó’ en carretera.
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