El aprovechamiento de la energía ambiental es una obsesión para la comunidad científica. La energía nos rodea y nos envuelve (luz, viento, presión…), pero no somos capaces de aprovecharla y se termina desperdiciando.
A veces nosotros mismos generamos esa energía ambiental cuando circulamos con vehículos de toneladas de peso a decenas de kilómetros por hora. Pero para ello, a su vez, tenemos que consumir energía: la que impulsa los motores de combustión, o la que carga nuestros coches híbridos y eléctricos.
Recarga sin cables para el coche eléctrico del futuro

El futuro de la automoción es el coche eléctrico, pero se ha topado con el problema de la aún baja autonomía de las baterías, además de la escasa red de puntos de recarga. Una solución podría estar en la carga por inducción, similar a la que se utiliza en cepillos eléctricos y algunos smartphones.
Aplicado al coche eléctrico, pasaría por incluir el sistema de carga por inducción a lo largo de la red viaria de carreteras (carga dinámica). Ello permitiría que los coches eléctricos pudiesen recargar su batería mientras circulan.
La empresa norteamericana Qualcomm ya trabaja con esta tecnología en aparcamientos para coches eléctricos. Pero el gran objetivo es poder implementarlo a lo largo de la vía, como ya se prueba en países como Israel o Corea del Sur. Suecia ha anunciado este mismo año que implementará la recarga inductiva en hasta 2.000 km de su red de autovías.
¿De dónde sacarán estas carreteras eléctricas la energía?

Alimentar de electricidad una carretera para que carguen los vehículos eléctricos es sencillo cuando hablamos de un aparcamiento o un tramo de vía urbana. Pero se complica cuando planteamos la recarga dinámica.
Energía solar
Es coherente que el vehículo eléctrico use fuentes de energía renovables. La idea más extendida ha sido la de convertir las carreteras en grandes paneles fotovoltaicos. Pero proyectos como los de Normandía en Francia (2,8 km), Solar Roadways en EE. UU. (30 paneles), SolarRoad en Países Bajos (70 metros de carril bici) o Jinan City en China (2 km) han fracasado o sido paralizados por sufrir robos, graves desperfectos o simplemente por su excesivo coste.
Energía eólica
La otra gran fuente renovable, la eólica, podría ser más fácil de implantar. En países como Estados Unidos, Taiwan o Turquía están probando diferentes modelos de turbinas a pie de carretera.
Las turbinas aprovechan las corrientes de aire producidas por los distintos vehículos en circulación. Se trata de un sistema más barato y la inversión podría realizarse en pocos años.
Piezoelectricidad
La piezoelectricidad, por otro lado, aprovecha la capacidad de generar electricidad que tienen algunos materiales (como el cuarzo o ciertos metales polarizados) al tensionarse bajo el peso de los vehículos. Ya se ha probado con éxito en varios países, y en nuestro país la empresa Abaccus estima que podría resultar más rentable que las fotovoltaicas tradicionales.
Pero la gran barrera para extender estos sistemas podría encontrarse en la propia tecnología. Ya existen puntos de recarga ultrarrápida que permiten cargar un coche eléctrico en pocos minutos. Estos avances harían innecesaria la carga dinámica, y se nos ocurren otras formas de aprovechar la energía ambiental que genera nuestro tráfico: iluminar carreteras y túneles, alimentar semáforos y señales, conectar sensores de seguridad, etc.
En MyCoyote | Un Recorrido por la Historia del Coche Eléctrico
Imágenes | iStock/petovarga | Wikipedia/NJo | Wikipedia/FredHsu
Muy buen análisis para avanzar en las energías limpias en automovilización.
¡Gracias por compartir!
Nos alegramos que te resulte interesante. Un saludo de todo el equipo Coyote.