Es probable que nuestros lectores escuchen música, especialmente si disfrutan conduciendo. En la radio, la música está patrocinada por los anunciantes, pero también tenemos la opción de escuchar un CD o hacer uso de plataformas como Spotify si disponemos de un vehículo conectado.
Pese a que los navegadores tienen una larga tradición, la de la música es mayor y más conocida, y seguiremos con su ejemplo durante parte del artículo para explicar por qué hay sistemas de navegación de pago, qué hace que merezca la pena pagar por ellos y qué servicios incluyen que no dispongan los navegadores “gratuitos”.
Los servicios “gratuitos” no son servicios gratuitos
La doctora Aleks Krotoski lo anunciaba en la miniserie de la BBC The virtual revolution con las duras palabras «Si no estás pagando, eres tú el producto que están vendiendo». Krotoski analizaba cómo habían cambiado los diferentes mercados gracias a la llegada de Internet a los hogares y a los smartphones, que por aquel entonces (2010) todavía despuntaban.
Observando el mundo de la música, hace 200 años el único modo de disfrutarla era acudiendo a los conciertos. Hace 100, el vinilo y la radio expandieron dos mercados: la compra de la música en formato físico o el “pago” con tiempo escuchando anuncios. Con la llegada de Internet y la música en streaming, las plataformas freemium conservan una estructura similar:
- Se puede “pagar” con tiempo escuchando anuncios.
- O se puede abonar un importe mensual para evitarlos.
Las plataformas “gratuitas”, como YouTube, monetizan las escuchas tanto proyectando anuncios dirigidos a los usuarios como vendiendo los datos de navegación y personales a distintas empresas que suelen usarlos para enviar anuncios dirigidos.
Recientemente, las plataformas de tipo crowd como Patreon han abierto una nueva vía para apoyar a artistas concretos a que sigan produciendo música. De este modo el oyente paga por un futuro servicio sin ver sus datos personales vendidos.
La importancia de proteger nuestros datos personales
Numerosos expertos en leyes, ética y protección de datos llevan años advirtiendo del peligro que supone no tener poder sobre la información que entregamos a las marcas.
El Internet Health Report v.0.1, una iniciativa mundial para registrar algo tan complejo como la salud de Internet, llamó la atención a principios de 2017 sobre la escasa formación de los usuarios sobre los datos que ceden a compañías que ofrecen servicios “gratuitos”, cuyo objetivo primario no es satisfacer una necesidad, sino recabar y comercializar los datos del usuario.
Al igual que en el mundo de la música, los navegadores disponen también de varias alternativas: las alternativas de pago y las alternativas “gratuitas”. No todos los GPS de pago protegen o anonimizan nuestros datos, ni todas las alternativas gratuitas los venden a terceros.
Veamos dos ejemplos muy conocidos y usados, como son Google Maps y Coyote.
Así venden tus datos los navegadores “gratuitos”
Google Maps es uno de los buscadores de direcciones más usados porque fue uno de los primeros que entró en el mercado. Es bastante útil a la hora de mirar cómo se va a una dirección, planificar un viaje, observar nuestra vivienda desde arriba (¿Quién no lo ha hecho?), o caminar por calles que no conocemos con el móvil en la mano.
¿El problema que le ven los expertos? Google vende nuestros datos a otras marcas, y a anunciantes. No es algo que oculte, ya que de hecho se muestra en los términos y condiciones que aceptamos al instalar la aplicación o usar el navegador web.
Estos datos son vendidos de diferentes formas, pero en 2016 fue muy conocido el caso de Pokemon Go, el videojuego de realidad aumentada que colocaba sobre el mapa distintos eventos para que los jugadores acudiesen a esos puntos a capturar estas criaturas virtuales.
Las pokeparadas se colocan sobre el mapa del juego en base a lo que los comerciantes de una zona pagan a Google por atraer tráfico de personas. En otras palabras: las tiendas pagan para que Pokemon Go haga que personas afines a sus productos (tiene su historial de búsquedas) paseen cerca.
Google Maps no es el único navegador “gratuito” que dispone de este tipo de negocios, pero sí uno de los más conocidos.
Así protegen los navegadores de pago tus datos personales
Al otro lado de este modelo de negocio de navegadores basado en los datos personales se encuentran servicios de navegación de pago como el de Coyote. Aunque actualmente puede probarse de manera gratuita durante 15 días.
Esto no significa que los datos que genera un conductor no se compartan con otros. De hecho, la base del servicio de avisos se basa en que millones de conductores de Coyote informan al resto de posibles peligros localizados en la vía, construyendo conocimiento en tiempo real en busca de una mejora de la seguridad, del ahorro en tiempo e incluso un menor gasto de combustible.
Sin embargo, la gran diferencia con los datos es que estos están anonimizados, es decir, ni otros conductores ni terceras partes pueden reconocer al conductor que ha emitido o confirmado una alerta, o enviarle anuncios dirigidos. Los datos se encuentran protegidos y se procesan de manera estadística como flujos de información que ayudan, entre otras aplicaciones, a detectar atascos en la carretera.
Estos datos, anonimizados, también se comparten con la DGT, tanto para ayudar al objetivo 0 fallecidos, 0 lesionados, 0 congestión y 0 emisiones, como para que los usuarios de Coyote reciban información clave que la DGT emite, pero sin necesidad de pasar bajo una señal luminaria. Nos gustaría insistir, en que todos los datos que recoge Coyote son anónimos, es decir, en ningún momento se pueden usar en contra del usuario.
Servicios de navegación más allá de informar sobre la ruta
Como hemos mencionado, hay servicios de navegación de pago que incluyen otros servicios, como los avisos sobre distintos peligros de la vía. Pero también muchos más, tales como dar información sobre muchos tipos de radares, informar sobre el estado de la carretera o la ruta más corta, o dar un reporte del tráfico, entre otros.
Los servicios de navegación de pago acostumbran a ir más allá de unir el punto A con el punto B en el mínimo tiempo, dado que los clientes esperan un servicio de calidad que aporte algo más que lo que pueden obtener en una de esas aplicaciones “gratuitas” mencionadas previamente.
De ahí la importancia de contar con un servicio postventa, un departamento de garantía o un departamento técnico que resuelva las dudas sobre cómo configurar el dispositivo o usar la aplicación. Es decir, un soporte más allá de las FAQ o de un foro, que nunca están de más pero que se quedan cortas para las necesidades modernas de los conductores.
En Coyote | Estos son los cuatro métodos disponibles para disfrutar del servicio Coyote
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Estoy de acuerdo si el servicio que se ofreciera fuera al menos parecido Después de probar vuestro servicio, al menos en España, es sensiblemente peor que Waze. Básicamente por la falta de masa crítica. Hasta que no la tengáis es un error querer cobrar.
Hola David, como explicamos en el post, el modelo de Coyote es diferente, para que fuera gratuito tendría que vender los datos de sus usuarios y eso no está en los principios de Coyote.