Conducir, ya sea una actividad que nos guste o no, es uno de los pilares básicos de la movilidad en nuestro país. Dado que se realiza con mucha frecuencia, y debido a las trampas que podemos encontrar en la carretera, el número de accidentes y multas sigue siendo elevado a pesar de que baje anualmente.
El objetivo de la DGT es conseguir cero fallecimientos, cero accidentes y cero sustos. Algo que puede parecer utópico, pero algo en lo que hay que trabajar. De hecho, la mayoría de los accidentes pueden evitarse: más vale prevenir que curar, adelantándonos a los problemas de la carretera.
Ni alcohol, ni somnolencia, ni móvil
Conducir es una actividad que acarrea ciertos riesgos, pero está en nuestra mano mitigarlos en la medida de lo posible.
No estar suficientemente atento o no reaccionar a tiempo ante un imprevisto, es uno de los principales riesgos. Haber consumido alcohol (u otras drogas), conducir cansado o hacer uso del teléfono móvil, son tres de las causas que hay detrás de la mayoría de multas y accidentes, y por tanto con mayor peligro.
No siempre podemos evitar llegar algo cansados al volante, aunque desde Coyote recomendamos no coger nunca el vehículo si no estamos frescos. Pero lo que sí podemos controlar siempre es la ingesta de alcohol y el uso del móvil al volante.
La diferencia entre una cerveza con alcohol o alargar la mano unos segundos para buscar el móvil en el bolso o mochila es tener o no un accidente. Es algo serio sobre lo que debemos concienciarnos todos.
Ponte el cinturón
Estos listados siempre arrancan con el cinturón. No es de extrañar, porque el cinturón, junto con el airbag y otros mecanismos de absorción de esfuerzos mecánicos (como las barras de impacto), son los sistemas de seguridad que más vidas salvan en carretera. De ahí que ponerse el cinturón de seguridad resulte tan importante. Es como el casco en la moto, un imprescindible.
Además, el cinturón es uno de esos elementos controlable al 100% por el conductor. No depende del clima, ni de los acompañantes, ni de cómo de cansado esté uno ese día. Ponernos el cinturón es una actividad que requiere un par de segundos y que nos compensarán con millones más por delante.
La conducción tiende a convertirse en una actividad más y más segura, pero las carreteras no están exentas de peligros aún. De ahí que la DGT disponga de radares que comprueban que llevamos puesto el cinturón de seguridad, mientras que nuestro dispositivo Coyote se encargará de recordárnoslo desde el primer momento.
Mantenimiento del vehículo
Se suele hablar mucho de mantener los neumáticos en buen estado, pero tan o más importante es que haya agua en el depósito, que el aceite tenga un buen nivel o que cuidemos el embrague.
El reventón de una rueda sin duda nos sacará de la carretera con algo más que un susto, eso está claro. Pero detener el vehículo en la autopista es lo realmente peligroso, sin importar si el problema lo tuvo que el motor se recalentase.
Detener el vehículo en el arcén nos pone en peligro a nosotros y a los que vengan detrás de nosotros. Hacer un chequeo periódico del vehículo nos ayudará a evitar este tipo de sucesos, y los accidentes que puede implicar.
Nuestro parque automovilístico es uno de los más antiguos de Europa. Como es improbable que cambiemos pronto de vehículo, el objetivo es tenerlo en perfectas condiciones de circulación.
Los radares salvan vidas
Del mismo modo que el cinturón no está para molestarnos ni hacernos conducir incómodos, los radares no están ahí para multarnos (aunque algunos parezcan casi escondidos). Su objetivo va más allá de tener que abonar un importe a final de mes o de meternos miedo. Lo cierto es que los radares salvan vidas.
Jaime Moreno, subdirector de Gestión de la Movilidad de la DGT, comentó que «el mayor éxito de un radar es que no ponga multas. El objetivo no es la denuncia». Esta es la visión que todos los conductores deberíamos tener, porque el mejor radar es el que, estando, no llega nunca a disparar.
Si todavía hacen fotografías es porque necesitamos adecuar nuestra velocidad a la carretera. Algo que los españoles hacemos bastante bien, ya que apenas sí perdemos puntos (un 25% de conductores han perdido uno o más) en uno de los países con más radares. Y los que pierden el carné son una minoría, que ronda el 1%. A esta labor ayuda y mucho contar con un avisador de radares, una solución legal que evita los frenazos bruscos (y peligrosos).
Cursos de conducción
Aunque los tenemos como exóticos, los cursos de conducción aportan al conductor una pericia que no podría obtener de otro modo. Especialmente ante imprevistos tales como frenadas bruscas en carretera, obstáculos en la vía o condiciones climáticas adversas.
Son especialmente interesantes si acostumbramos a conducir por puertos sobre los que nieva con frecuencia, en lugares de elevado tránsito o carreteras monótonas. De esta manera, estaremos preparados, alerta y sabremos responder con mayor éxito a eventos imprevisibles durante la conducción.
Llevar las herramientas adecuadas
A pocos se nos ocurre abordar un viaje largo sin una rueda de repuesto que no sea de galleta (limitadas a una vida útil de 200 km y 80 km/h). Y, sin embargo, nos ponemos al volante sin un avisador de incidencias de tráfico. Quizá porque al ser un elemento de tecnología reciente no lo tenemos en cuenta como crucial.
Pero llevar un avisador con navegador es crucial para estar informados del estado del tráfico, de los peligros de la vía a corto y medio plazo en nuestra ruta o de los posibles radares en nuestro camino, entre otros.
Todavía estamos en periodo de adaptación que nos llevará unos años. Pero en su momento estos dispositivos cobrarán la misma relevancia que el espejo retrovisor. ¿No queremos saber qué es lo que ocurre a espaldas de nuestro vehículo cada cinco o diez segundos? Entonces, ¿por qué no nos informamos de lo que ocurre delante?
Que las carreteras de nuestro país sean seguras depende de que todos aportemos nuestro granito de arena en materia de prevención. Siempre quedarán, por supuesto, un número bajo de accidentes inevitables que escapen a nuestro control.
Hoy día podríamos reducir los accidentes a la mitad en pocos meses simplemente siguiendo unas pautas básicas, así como bajarlos por debajo del 10% en varios años. El objetivo de la DGT es cero fallecidos en 2050. ¿Por qué no empezar hoy, siendo prudentes?
En Coyote | Las muchas, variadas y peligrosas trampas que presentan las carreteras
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