Amaxofobia o por qué todos conocemos a alguien al que le da miedo conducir

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amaxofobia miedo a conducir

 

La amaxofobia, el miedo irracional a conducir o a montar en un vehículo, es más frecuente de lo que pensamos. Se estima que en España afecta a cerca del 22% de los conductores (asciende al 33% con mal tiempo), que sienten ansiedad, se bloquean al volante o incluso se ven incapaces de subir a un vehículo o arrancarlo.

Teniendo en cuenta que el 19% de los españoles abandonan la actividad de conducir debido a ello, hablamos de un problema de cierta magnitud. ¿Qué hay detrás de esta fobia? ¿Cómo se desencadena y qué implica? Y, quizá más importante, ¿se puede perder el miedo a conducir?

¿Por qué aparece la amaxofobia?

A diferencia de lo que se puede pensar, la amaxofobia no tiene por qué surgir de un desencadenante concreto. Por ejemplo, un accidente en carretera vivido en primera persona o a través de un conocido, aunque esto sea frecuente.

Como nos comenta Mar, ella sufre esta fobia desde hace dos décadas, desde que se tuvo que poner al volante de un vehículo para sacarse el carné de conducir. En su caso, achaca el miedo a la incertidumbre en la carretera.

«Porque no tengo el control absoluto de la situación […]. No controlo la máquina […] y jamás he sentido que el coche me pidiese nada [como cambiar de marcha o acelerar a la hora de adelantar]. Y a esto añadimos que tampoco controlo lo que hacen los demás conductores y/o peatones, así que no puedo confiar en que vayan a hacerlo bien y que a consecuencia de ello yo me vea envuelta en situaciones de las que no se salir», explica.

Mientras tanto, Verónica nos cuenta que en su caso si que hubo un desencadenante, aunque ella no iba en el vehículo que sufrió el accidente: «Un conocido realizó un viaje largo para ver a mi familia, de noche. Era algo no programado, y tenía que volver al día siguiente para trabajar. De madrugada, intentando esquivar un coche mal señalizado en el andén, sufrió un accidente. Nada grave, pero el miedo es difícil de sacar cuando ya se te ha metido dentro. No conduzco desde entonces».

¿Cómo afecta a los conductores la amaxofobia?

En el caso de nuestras dos entrevistadas, han dejado de ponerse al volante. Y no es algo aislado. En un estudio sobre la ansiedad de los conductores se subrayaba que «la amaxofobia lleva a abandonar la conducción totalmente o a no conducir en circunstancias concretas, como por ejemplo de noche o en grandes ciudades».

Esto supone perder autonomía e independencia como persona, pero también depender de colegas del trabajo, familiares y amigos para muchos desplazamientos. Incluso entonces resulta complicado encontrar personas de las que confiar al volante.

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«Siempre termino los viajes con contracturas de la tensión. En general no tengo problemas para ir de copiloto, pero hay conductores de los que me fío más que de otros», nos comenta María. Verónica opina algo similar: «Mi novio, mi hermana y mi padre, en ese orden (porque mi padre pisa un poco el acelerador, algo que no me viene nada bien), y a mi hermana le pasa un poco como a mí.»

¿Hay solución para la amaxofobia?

Como toda fobia, existe solución. En caso de necesidad, siempre podemos recurrir a un experto en psicología para que nos ayude con el problema. De hecho, es frecuente en aquellas personas que necesitan sí o sí hacer uso del vehículo, como los profesionales de la conducción.

Una alternativa es hacer un repaso personal de los motivos por los cuales tenemos pánico a conducir. Es decir, localizar esos miedos y hacerles frente de un modo racional, algo que ayuda a atacar las fobias o cortarlas de raíz.

Desterrar miedos infundados tales como «Voy a tener un accidente» u otros mucho menos graves pero más frecuentes («Me van a pitar» o «Se me va a calar el coche») es un principio. Demostrárselo uno mismo al volante es el siguiente paso.

¿Otros? Aceptar ayuda, comenzar con un copiloto de confianza que nos ayude a tomar decisiones al volante o usar una tecnología de avisos de incidencias en carretera como Coyote, que nos permita saber con antelación qué ocurre y así poder adaptarnos con tranquilidad a la situación.

Hay que tener en mente que la gran mayoría de la población ni ha tenido ni tendrá nunca un accidente de tráfico. Y tampoco se verá inmersa en una situación peliaguda que requiera más pericia que la que otorga el carné por puntos. Hechos difíciles de ver desde la amaxofobia, que requieren de una confianza que a menudo se tiene en falta.

Reforzando la confianza al volante

Las técnicas de relajación, la vuelta a la autoescuela o afrontar el problema de manera gradual (por ejemplo, conduciendo primero por zonas conocidas y poco concurridas) son algunos de los consejos que los especialistas suelen dar en estos casos. Incluso hay técnicas de realidad virtual para ayudar.

Es importante reforzar la autoestima, y se recomienda hacerlo de manera controlada. Por eso funciona también realizar los trayectos con personas de nuestra confianza, sabedores que a unas malas podrán realizar el camino de vuelta; o informarnos de las condiciones de la vía antes de salir.

amaxofobia tiene solución

Si la incertidumbre pesa en nuestra contra, el objetivo es eludirla con datos tangibles: por un lado, darnos cuenta de que seguimos sumando kilómetros y horas al volante sin que pase nada grave; por otro, conocer lo que ocurre en la carretera antes de ponernos al volante.

Saber de antemano que no nos toparemos con ninguna trampa en la carretera es sin duda un punto de anclaje mental importante a la hora de superar la amaxofobia. El saber que incluso cuando haya sorpresas estaremos informados unos cuantos kilómetros antes, también.

Aunque los vehículos autónomos se perfilan como objetos inteligentes que nos salvarán de estos miedos presentes, todavía queda tiempo para que los veamos en nuestras carreteras. Tendremos que prepararnos por nosotros mismos, sin olvidarnos de que existen a nuestra disposición servicios como los de Coyote, que nos ayudan a anticipar lo que nos espera en la carretera y a sentirnos más seguros al volante.

Como toda fobia, la amaxofobia tiene un origen (aunque hemos visto que no tiene por qué ser puntual) y puede tener un final. Salir a la carretera preparados con toda la información que necesitamos para conducir supone una ayuda extra a la hora de superarlo. Y la confianza es un factor clave.

En Coyote | Coyote: la mejor ayuda ante imprevistos

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